Dieta Cetogénica y Epilepsia
La alimentación saludable es fundamental tanto para la prevención como para el tratamiento de ciertas patologías. En concreto, la dieta cetogénica es una de las intervenciones no farmacológicas a tener en cuenta en el manejo de la epilepsia refractaria en la población infantil.
¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia es un Trastorno Neurológico el cual se manifiesta con convulsiones repetidas durante un tiempo. Las convulsiones son episodios de actividad descontrolada y anormal de las neuronas que puede causar cambios en la atención o el comportamiento. Es frecuente entre la población infantil que posee algún daño neurológico.
Las convulsiones se pueden dividir en 3 grandes grupos: focales, generalizadas y no clasificadas. En cuanto a las convulsiones focales, estas afectan sólo a un hemisferio del cerebro, pudiendo ser simple (sin alteración de conciencia) o compleja (con alteración de conciencia). En relación a las convulsiones generalizadas, afectan a ambos hemisferios cerebrales. Estas, a su vez, se dividen en múltiples subtipos: mioclónicas, clónicas, tónico-clónicas, de ausencia, tónicas y atónicas.
En concreto, hablaremos de un tipo de epilepsia: la refractaria. La epilepsia refractaria es aquella en la que no se logra controlar las crisis con fármacos o los mismos tienen efectos secundarios que son difíciles de controlar. El consenso indica que se debe valorar iniciar la llamada dieta cetogénica cuando no fueran eficaces al menos, dos fármacos antiepilépticos de primera línea en las dosis adecuadas.
¿Puede ayudar la dieta cetogénica?
La dieta cetogénica se caracteriza por su contenido elevado en grasas (priorizando sobre todo aquellas de buena calidad), un aporte adecuado de proteínas y bajo en hidratos de carbono. Cuando se siguen este tipo de dietas, el organismo utiliza como combustible las grasas, las cuales al metabolizarse en el cuerpo generan unos compuestos denominados cuerpos cetónicos. Este proceso metabólico es similar al generado en un estado de ayuno; el cual genera dichos compuestos.
El objetivo principal de este tipo de dieta es reducir el número y la intensidad de las convulsiones; pero también prevenir efectos adversos a corto y largo plazo, así como asegurar un adecuado estado nutricional que permita el correcto desarrollo del paciente; fundamental en edades tempranas de crecimiento.
Existen varios tipos de dietas cetogénicas; por ello antes de comenzar con este tratamiento, se debe hacer una valoración completa, tanto neurológica (por parte del médico especialista, el neurólogo) como una valoración nutricional individualizada al paciente (que realizará el dietista-nutricionista). Todo ello trabajando de forma conjunta en un equipo interdisciplinar. Y, por supuesto, teniendo en cuenta la opinión del paciente y de su familia. De esta manera se podrá elaborar una dieta adaptada y específica para cada paciente, de forma personalizada; logrando así una mejorar en la calidad de vida del paciente.
Además de orientar y educar al paciente en este nuevo cambio de hábitos, se debe trabajar también con la familia, todos los aspectos relacionados con la alimentación, para adecuarla lo máximo posible al entorno y facilitar al máximo el nuevo cambio.